Saturday, January 14, 2012

Hasta pronto, amigo

Con Sergio Flores, el Gran Serge & Destroy. La base, 2008.

Esta ha sido una semana extraña, se pasó como si fuera un día. Y todo el tiempo pensé en Sergio. El domingo pasado estuve en su velorio y parece que sucedió ayer cuando lo encontraron en su departamento, recostado en la sala, sonriente como siempre, con sus cigarros y un trago a la mano. “Murió como los grandes”, dijo un amigo. Me comentaron que en su reproductor había un disco de David Byrne, seguramente el que sonaba cuando su corazón se detuvo. El detalle del disco no es una banalidad, el Serge era un melómano fuera de serie. Nos conocimos hace unos quince años en Satélite, en la casa de otro melómano sin remedio, el Juan Ramón, y desde ese día empezamos una conversación sobre música que se extendió a través de los años y cada vez que nos encontramos la continuábamos como si fuera un juego pendiente que se había interrumpido. Nos veíamos con cierta frecuencia porque desde entonces empezamos a trabajar en agencias de publicidad y coincidíamos en reuniones en las que, invariablemente, el tema era la música. Serge era diseñador gráfico y artista visual, fue director de arte en Leo Burnett y en Euro Barba antes de iniciar, con Candy Crudele, La Base, donde fue director creativo. En esa agencia trabajamos juntos una breve temporada. Ahí conocí su dimensión humana. Una de las personas más afables que he conocido. Siempre sonriente, discreto y dispuesto. Un tipo muy cool. Tenía una manera muy especial de enseñar con paciencia a l@s creativ@s jóvenes en medio de la intensidad publicitaria. Era un sarcástico fino. Un gran maestro en todos los sentidos, profesional, humano y musical. El Gran Serge & Destroy.

Saturday, December 3, 2011

Sin dolor


El cuerpo humano es una máquina maravillosa. Lo escuchamos a diario, sí, pero te das cuenta de ello cuando te toca ponerlo a prueba. Bajando por un camino llamado Tumbas que atraviesa un bosque cercano al Desierto de los Leones, en un desnivel del single track la bicicleta se resbaló y se clavó en el lodo. En menos de un parpadeo estaba dando la vuelta en el aire y azotando contra la tierra con la bicicleta atorada entre las piernas. Iba solo y hacía un frío cabrón. Me reacomodé lentamente escaneando el cuerpo en busca de lesiones o fracturas. Todo parecía estar en su lugar a pesar de los varios dolores. Me incorporé y levanté la bicicleta para revisarla, entonces me percaté de este golpe por la cantidad de sangre que salía. Aún me faltaba como una hora de regreso y traté de moverme rápido antes de que empezara a dolerme. Durante el regreso el golpe, que en realidad eran dos, se hinchó como pelotas de golf y la sangre salía como efecto especial de película gore. Entonces me concentré en el efecto cerebral de las endorfinas, esas tres reinas conocidas como adrenalina, dopamina y serotonina. Comprobé que mi sistema neurotransmisor trabaja al 100. Al acercarme al área del Convento iba encontrando a ciclistas y caminantes que miraban mi pierna horrorizados, pero yo no sentía más que un leve dolor. Dos horas después tuve tiempo de llegar a casa, darme un baño, curarme y tomar varias pastas para el dolor. Así es la vida, como un rol en bicicleta. Lo curioso es que una semana después me duele. Mañana me voy a dar un rol a la montaña, otra dosis de endorfinas, eso me lo va a quitar.

Thursday, September 1, 2011

David Byrne en México

La ciudad imaginaria en bicicleta


“El sueño puede volverse realidad
Bajo el concreto
El sueño sigue vivo…”
The Talking Heads, City of Dreams


El espigado artista pasó por México, donde concluyó la gira sudamericana del foro Ciudades, Bicicletas y el Futuro de la Movilidad para apoyar la petición regional del 5% y presentar su libro Diarios de bicicleta.

Los viajes de Cabeza Rodante
Artista multidisciplinario, Byrne acostumbra llevar una bicicleta plegable para explorar las ciudades que visita en sus giras. De esas experiencias se desprenden observaciones en torno a las urbes sobre arte, arquitectura, urbanismo, historia, economía, sociedad y medio ambiente, reunidas en su libro publicado por Sexto Piso.Después de pedalear y reflexionar por Berlín, Estambul, Buenos Aires, Manila, Sidney, San Francisco y Nueva York, llegó a la tierra de los baches y el tráfico para rodar en Guadalajara y el Distrito Federal durante el foro convocado por el Instituto de Transporte y Desarrollo de Políticas (ITDP), organización que gestionó la gira por Argentina, Chile, Colombia, Perú y Brasil. En la capital tapatía el foro fue el acto de re apertura del legendario Roxy como un espacio para la cultura urbana, la rodada transcurrió sin mayor percance que los cafres mexicanos. Pero la experiencia de Byrne al rodar por las calles del D.F. no fue del todo agradable. En su ruta hacia el Centro Cultural Universitario Tlatelolco, ponchó llanta en un bache. Tuvo que doblar la bici y subirse a un taxi para llegar al foro de impecable blanco y un saco azul cielo.

Los arquitectos de la Ciudad Imaginaria
En el recinto, abarrotado por fans que cazaban la foto y el autógrafo, el foro Ciudades, Bicicletas y el futuro de la Movilidad transcurrió con la participación del Director Regional del ITDP, Bernardo Baranda, quien ofreció cifras sobre la Ciudad de México: 32 mil viajes mensuales en bicicleta en 2010 y más de 24 mil usuarios del sistema Ecobici en su primer año. Jose (sin acento) Castillo, de la firma Arquitectura 911, habló sobre la abolición del coche como símbolo de estatus y puso el ejemplo de Copenhague, donde la utopía de la ciudad sustentable ya es una realidad. Por su parte, el arquitecto Felipe Leal, de la Secretaría de Desarrollo Urbano y Vivienda, dijo que en el área metropolitana de la Ciudad de México se calculan más de 20 millones de habitantes y existe un coche por cada cuatro personas. Vivimos en la ciudad con menos espacio y más coches por habitante. Ello explica por qué los gobiernos sólo ha realizado obras para el automóvil durante décadas. Y el polifacético David Byke, quien puso el acento poético sobre las dos ruedas. Juntos, con sus disertaciones, estudios y propuestas imaginaron una ciudad donde las personas y las bicicletas son las protagonistas en el lugar que hoy ocupan los coches. Esa ciudad existe en el futuro que señala el Power Point, sin duda algo se mueve en esa dirección.
“Estamos viviendo el fin del edén de los suburbios y el inicio de las ciudades imaginarias”, dijo Byrne al desmantelar el concepto de las ciudades dormitorio, donde la gente fue segregada y condenada a manejar un coche para ir a cualquier parte. “No me considero un activista de la bicicleta, sólo describo lo que observo. La bicicleta se convirtió en mi medio de transporte cuando me mudé a Nueva York hace más de treinta años. La bici me da libertad y energía para decidir y moverme mejor. También me permite conocer lugares y gente que en coche sería imposible. Esto me da un sentido de la ciudad, me formo un mapa mental de ella y la siento como una gran instalación interactiva, así lo planteo en el proyecto Playing the Building. He notado que existe un movimiento ciclista que está creciendo, gente en las ciudades pensando en cómo vivir y moverse mejor. Estas ciudades están llenas de zonas muertas, áreas industriales, estacionamientos, guetos residenciales y corporativos donde las personas viven aisladas. Es necesario llevar vida a esas calles, recuperar el espacio urbano, y la bicicleta es un medio para hacerlo. ¿Cómo hacemos para que más gente salga a la calle y se mueva en bici?”, preguntó al final. “Necesitamos que más mujeres se suban a la bici. Los hombres iremos tras ellas.”

5% del presupuesto al Fondo para la Bicicleta
De acuerdo con los cálculos realizados por el ITDP, se necesita que en el presupuesto de egresos del 2012 se destine al menos el 5% del presupuesto de transporte al fomento del uso de la bicicleta, un fondo para infraestructura, cultura, promoción y regulación encaminado a una ciudad equitativa y segura (www.itdp.mx/5porciento/).
En las oficinas del organismo, donde Byrne firmó la petición y convivió con los amigos del pedal, hubo oportunidad de intercambiar impresiones y experiencias ciclistas. Un tipo reservado y amable, sencillo y atento.
RG: ¿México, tierra de baches?

DB: Ja ja, en todo el mundo hay baches. No como los de aquí, pero en todas las
ciudades del mundo es más o menos lo mismo.

RG: ¿Entonces los baches son como las ideologías? En tu libro mencionas que sin importarcuál sea ésta, el resultado es más o menos el mismo.

DB: Ja ja ja, sí, así es, las calles no son amigables con el ciclista, sólo que aquí son más incómodas. Pero Mérida es una de mis ciudades favoritas para rodar.

RG: Aquí se contradicen las estadísticas que presentaste sobre el ascenso del ciclismo urbano en relación al descenso de accidentes.

DB: Creo que los conductores están entendiendo el mensaje al ver más ciclistas y se están acostumbrando a ellos.

Por desgracia, en México sucede lo contrario y el artista lamentó mucho saber que cuando se realizaba el foro en Guadalajara, el ciclista Jesús Orozco Rodríguez, de 31 años, murió arrollado por un autobús del transporte público tan sólo a unas cuadras del Roxy.

Cabezas rodantes
Diarios de Bicicleta - Las Bicicletas y sus Dueños.

*Publicado en la revista Milenio Semanal.

Monday, August 1, 2011

Las marcas de la bicicleta

Sangre, sudor y ruedas

Una pasión en la vida te deja marcado para siempre. En el caso de los ciclistas y otros biciosos, la vida misma es como un paseo en bicicleta: tiene subidas y bajadas, vueltas y caídas. Son éstas, precisamente, las que te marcan con cierta dosis de dolor y sufrimiento. De acuerdo con Antonio Escohotado, dolor es un clavo atravesado en la mano, sufrimiento es la cicatriz que deja. Sucede lo mismo con los golpes y accidentes en rila, pueden dejar lesiones profundas en el cuerpo y casi siempre cicatrices en la piel. No existe pasión sin sufrimiento.

Si quieres saber qué tan ciclista es alguien que se precia de serlo, sólo mira sus pantorrillas. Para los cletos estas cicatrices son la prueba irrefutable de su pasión. Aferrados a la bici en todas sus modalidades de riesgo (a varios les ha costado la vida) con los que podríamos trazar un árbol genealógico en el que estarían incluidos los urbanos, que van de los bicimensajeros y los fixed a los freeriders, lowriders, freestylers, BMX streeters, flatlanders y trackers. En otra categoría están los ruteros, road y racers, los ciclistas de pista y los cicloturistas alforjeros. La montaña es otra rama que va del cross country al downhill, los hay freeriders, agressive all mountain y trial.
Todos estos estilos de pedalear se distinguen por las secuelas y rastros que van dejando. Son medallas corporales que se llevan con orgullo porque avalan al portador, alguien que ha logrado cruzar al otro lado de la diversión: al extremo de la pasión. Las cicatrices se coleccionan en las espinillas, pantorrillas, rodillas, antebrazos, codos, hombros y en ocasiones, desafortunadamente, en la cabeza.
Los ciclistas, además, suelen llevar otro tipo de marcas en la piel. Éstas son decorativas y voluntarias, realizadas con talento y tintas de colores indelebles. Los tatuajes constituyen otra forma de expresar la pasión por la bicicleta y el ciclismo como estilo de vida. Y, como sucede en otros ámbitos de la vida, también forman parte de un código de identidad y pertenencia a un grupo, inscrito en una comunidad más grande. Significa que la bicicleta es parte de ti, que la llevas por dentro todo el tiempo. Que el ciclismo es tu ideología y tu religión. Es una señal de empatía con tu tribu, con la gente rodante y con la propia máquina de propulsión humana, dado que al pedalear eres uno con ella.
Es difícil decir en qué momento los ciclistas empezaron a tatuarse como parte de su ritual bicicletero (también lo han hecho basquetbolistas, skaters, surfers y futbolistas). Se popularizó en los ochenta y los noventa entre las tribus del ciclismo que establecieron sus códigos de tinta en la piel y empezaron a identificarse aunque no fueran montados en la bici. Principalmente los riders del bmx freestyle, los ciclo mensajeros fixed, los freeriders de montaña y ciudad, los lowriders chicanos, así como los ciclistas de ruta profesionales. David Clinger, del equipo Webcor, causó controversia en 2008 al cubrirse el rostro y la cabeza con un tatuaje maorí, a sus patrocinadores no les causó ninguna gracia.
Las bicicletas y los tatuajes están de moda y se perfilan como tendencias, cada día hay más personas que se suben a la bici y la adoptan como deporte y medio de transporte, así como más personas que decoran su piel. Todos ellos han encontrado en la bicicleta el motivo saludable para lucir el arte en su cuerpo al pedalear.
Se acostumbran los tatuajes sobre ciclismo, bicis de todo tipo, piezas, ruedas, cadenas y estrellas de transmisión, que muchas veces forman parte del logotipo de cada grupo. También señalizaciones, ciclistas famosos, marcas, iconos y frases célebres del universo cletero. Los ciclo montañistas prefieren los diseños tribales y toda una fauna de animales, aves y peces que representan la libertad, la fuerza, la tenacidad y la velocidad. También se dan los cráneos (deadheads), los seres mitológicos emplumados y, sobre todo, los ángeles sobre ruedas. Las alas son un motivo especial entre los biciosos porque en bicicleta caminas en el aire y vuelas con los pies.
Si tienes bicicleta, un tatuaje es el mejor complemento para hacerte visible y lucir bien; por el contrario, si ya tienes los tatuajes y no cuentas con una bici, ¿qué esperas para hacerte de un par de ruedas?


Tuesday, July 5, 2011

Los hábitos no se destruyen, solo se transforman


“Vivir es una caída horizontal.”
Jean Cocteau


La temporada aburrida del Dr. House es cuando el doc se rehabilita. El galeno macizo cambia las sustancias por el sexo con la doctora Cuddy y se convierte en el niñero de su bebé. Se acabó la diversión, pero también la profundidad del personaje. En su lugar queda una caricatura y la serie se vuelve insulsa.

Todos somos adictos Hoyos negros con un vacío insaciable. Dejamos unas cosas para tratar de llenar el pozo sin fondo con otras. ¿Hábito o adicción? Tiene que haber una enfermedad o un daño para que exista la rehabilitación, palabra que ahora forma parte del vocabulario oficial contra las sustancias que señala, juzga y criminaliza: droga, adicción, drogadicto, al referirse a sustancia, hábito y consumidor. ¿Eufemismos o términos que van más allá del consumo de sustancias ilegales?La conducta que repetimos porque nos produce placer crea un hábito que se vuelve necesario para sentirse completo y funcionar. Y todo lo que entra al organismo por cualquier vía, así como lo que el cuerpo produce internamente, tiene sus efectos. Pero a nadie le gusta ser señalado como enfermo o criminal por hacer o consumir lo que le gusta. Estamos habituados al ejercicio, al sexo, al café, al tabaco, al chocolate, al antidepresivo, a la comida, al alcohol, al trabajo, a la religión, al juego, a las compras, a la serie de televisión, a Internet, a la red social, a la pornografía, al videojuego, al iPhone. Hábitos legales, cuyos efectos llegan a ser más nocivos, que no requieren rehabilitación.
El ser humano siempre ha necesitado asideros para suavizar la caída horizontal que menciona Cocteau. Por sí solo no cubre sus necesidades físicas y metafísicas al desnudo. La vida en seco carece de sentido, es rutinaria y aburrida, insatisfactoria y dolorosa. Los hábitos atenúan estas aristas de la caída y hacen llevadera la existencia. No hay persona sin hábitos y tenemos especial cuidado en cultivar aquellos que nos hacen sentir bien, los que nos dan placer y evitan el dolor sin importar el daño o el beneficio para la salud. Quien se mortifica o aflige de alguna forma provocándose dolor y sufrimiento también está habituado a ello.
Desintoxicados, rehabilitados, jurados y abstemios salen de unas espirales para caer en otras quizá menos destructivas. Quienes pregonan “vivir libres de adicciones” y etiquetan a los habituados como “drogadictos que necesitan rehabilitación”, suelen padecer hábitos en secreto o en diversas formas socialmente aceptadas. Con frecuencia son retorcidos y criminales, como los políticos drogados de poder y los religiosos pederastas.

El negocio de la rehabilitación
Ernest Hemingway, un gigante literario.

Las granjas, instituciones y grupos de ayuda no están exentos de utilidades, irregularidades, denuncias y ataques criminales. Sin embargo, quienes lucran en serio son las clínicas de lujo que ofrecen sus servicios para desintoxicar y rehabilitar por módicas cantidades. Sitios de donde algunas personas salen con nuevos amigos para volver con más brío a los viejos hábitos. Y la prensa del espectáculo vende muy bien esas historias de rockstars ejemplares que salieron de las clínicas en California, una y otra vez, dándose golpes de pecho y tirando rollos infumables. Doñas aburridas del rock como Elton John y Steven Tyler, quien declaró haber gastado unos 20 millones de dólares en cocaína a lo largo de su carrera. Claro, semejante disparate le salió con aires de arrepentimiento al lanzar su autobiografía.

Cuatro métodos para re habituarse

El gran Jean Cocteau.

El método substituto de Hemingway: Bicicletas por caballos.
Nuestra cultura de consumo está saturada de substitutos tipo aspartame por azúcar. Este modelo aplica en planos superiores. En su relato autobiográfico El fin de una afición, incluido en su libro París era una fiesta, Ernest Hemingway explica claramente cómo funcionó el mecanismo en su persona cuando abandonó las carreras de caballos porque le robaban demasiado tiempo y energía, antes de aficionarse a las de bicicletas. “Por entonces ya había descubierto que todo, lo bueno y lo malo, deja un vacío cuando se interrumpe. Si se trata de algo malo, el vacío va llenándose por sí solo. Mientras que el vacío de algo bueno sólo puede llenarse con algo mejor.”

El método emocional de Cocteau: Del gozo a las miserias.
¿Qué pasa si al Chocolate Abuelita le quitamos el azúcar con todo y abuelita? Adiós dulzura, adiós emoción. Durante su estancia en la clínica para desintoxicarse, Cocteau escribió el libro Opio. Diario de una desintoxicación, en el que describe el proceso para sacar el opio de las células del cuerpo, pero no de sus pensamientos y sentimientos: “La droga muerta deja un fantasma que recorre la casa a ciertas horas… Después de una desintoxicación vuelvo a encontrar miserias que yo le atribuía y que él atenuaba; recuerdo que me torturaban las mismas miserias, en otro tiempo, cuando yo no lo conocía… Curado, me siento vacío, pobre, asqueado, enfermo. Floto. Salgo pasado mañana de la clínica. ¿A dónde ir?…”

El método físico de Escohotado: Ginebra en lugar de whisky.
Aplicando el principio físico de la impenetrabilidad, dos sustancias no pueden ocupar la misma célula. Para re habituarse, Antonio Escohotado sugiere una en lugar de la otra. En su libro Aprendiendo de las drogas, el autor establece los elementos principales del hábito:
a) El refuerzo o premio que el hábito mismo proporciona.
b) El vacío o deficiencia del que es síntoma.
c) Las incomodidades concretas que se derivan de interrumpirlo.
Por tanto, la rehabilitación con metadona le parece útil para:
a) Abandonar un hábito de opiáceos naturales sin sufrir de
inmediato una reacción de abstinencia.
b) Mantener el hábito –e incluso incrementarlo- sin estigma social. Como dejar el whisky por la ginebra.

El método matemático de Roquet:
Sicodislépticos + Siquiatría + Amor + Muerte + Dios = Salud Mental
El orden de los factores no altera el producto. De acuerdo con el azotado psiquiatra Salvador Roquet, es la suma de estos elementos lo que permite alcanzar el estado de paz interior, plenitud y felicidad que todos anhelamos. El doctor fue pionero de la terapia con sustancias y autor de la Sicosíntesis de Roquet, que combinaba química cerebral, siquiatría, sicoanálisis, multimedia y misticismo. En el libro de Janine Rodiles, Una Terapia Prohibida, se detallan la metodología y los factores de la fórmula. Según él, desintegraba la personalidad del individuo y la volvía a reconstruir…
Ojala cambiar un hábito fuera como cambiar el canal de la televisión cuando la serie se pone aburrida. Pero ya estamos tan habituados a ver la TV a colores que nadie la cambiaría por una blanco y negro, muda y sin control remoto, mucho menos la desconectaría. No solo perderíamos su compañía, también el regreso del Dr. House a las sustancias que le dieron vida.

* Publicado en la revista Marvin #93

Wednesday, June 15, 2011

Como el niño con los zapatos rotos


Aunque conozcas tus reacciones más comunes, es imposible saber cuándo te asaltará un sentimiento que no recuerdas haber tenido. El domingo antepasado se rompió el rin trasero de mi bici de montaña. Ya no pude seguir el rol. El Alexrim estaba desgastado y resentido por el paso del tiempo en los caminos, tronó en pedazos y la rueda de la Kona Blast dejó de girar. Sobrecargado de energía como andaba, regresé al micrositio, saqué la Merida de ruta y me lancé a la carretera.

Como ando bruja, rescaté dos rines usados Araya que tenía guardados (siempre guardo y reutilizo todo) y me fui directo al taller La Fe, donde Noé y su papá hicieron un buen trabajo. Uno de los Araya de plano estaba muy jodido (el trasero) y le tuvieron que meter uno nuevo. Pero la cosa no paró ahí. Como el desgaste de los mecanismos y las piezas de la rila es general, al cambiar el rin y meterle uno ajeno, también tuvieron que cambiarle la rueda libre y el caset, un Shimano más pequeño y accesible a mis posibilidades.
Total, que la Kona quedó medio hechiza entre piezas originales, otras recicladas y las nuevas adaptadas. El domingo pasado me lancé a dar un rol para probarla en el Desierto de los Leones. Y sí, la bici quedó bien, pero ya no era la misma. Le cambiaron el alma. Pesada y lenta para subir. Algo muy parecido a lo que sucede cuando el disco duro de la Mac se te jode y lo tienes que cambiar. Funciona, prende y todo, pero no es la misma Mac; queda lenta, limitada, despersonalizada, vacía, desconocida…
Para rematar, estando arriba en las piedras de Muñecos, me encontré a unos compas de la bici. Estuvimos platicando un momento y me percaté de sus rilas: pura fibra de carbón y doble suspensión. Entonces, lo que nunca me había pasado ni con mis amigos que andan muy bien montados, me sentí como el niño con los zapatos rotos en la escuela. Nunca había experimentado esa sensación, que no es envidia, sino una extraña mezcla de tristeza, frustración e impotencia. Bajamos por Venados, un retorno largo y rudo, y de nuevo sentí que la Kona era una carcachita. Lo nuevo hizo más evidente lo viejo. Tiene cinco años de uso extra intenso y no sé cuántos kilómetros, caminos, montañas, terrenos y climas le he metido. Tampoco tengo una sola queja, al contrario, la Kona es una chingona con esa suspensión Bomber bien cabrona. Pero la veía y la sentía vieja, lista para la jubilación.
Corto de dinero, tendré que ahorrar para hacerme de una nueva. Mientras tanto, ya estoy reconvirtiendo una Specialized Hard Rock que uso en el bosque de asfalto. Cualquier cosa menos dejar de rodar. Después de tres años, el próximo fin de semana le daremos su estrenón en la montaña. La Kona, mi fiel montura Blast, ya está lista con sus llantas slick para rodar por la ciudad.