Rodar a ciegas, una aventura sensorial de la mente
Foto: Fernado de la Orden.
Nuevas sensaciones desde un punto de no vista
Durante el 3er. Congreso Nacional de Ciclismo Urbano en Puebla conocí a Manuel de la Torre, coordinador del Paseo a Ciegas, quien me platicó sobre el proyecto. Un par de cervezas en los portales y quedamos de vernos a las 9:30 de la mañana en el Zócalo para probar el Paseo. Sería llevado en bici con los ojos vendados, rodar sin el sentido de la vista era algo que debía experimentar. Aquella noche me fui a dormir con la emoción de que al día siguiente probaría una nueva droga.
Y así fue…
Pedalear ayuda al desarrollo de los sentidos de la percepción porque en la bicicleta se ponen en práctica los cinco, lo que no sucede en otros vehículos. La bici para dos o tándem se ha convertido en el medio para proporcionar una terapia de sensibilización e integración a las personas con ceguera, así como un ejercicio de la percepción y la imaginación al rodar con los ojos vendados. Pasear a ciegas se convierte en actividad formativa y recreativa de altos vuelos, muy recomendable para personas de todas las edades y buscadores de nuevas sensaciones.
El Paseo a Ciegas, la experiencia sensorial sobre ruedas, es parte de un programa de estimulación puesto en marcha por los grupos Bicitekas, Contacto Braile y Muévete en Bici. El coordinador de la Torre y sus guías se reúnen todos los domingos en la Diana Cazadora de la Ciudad de México, de 9 a 1, para rodar en seis tándem sobre Paseo de la Reforma llevando a los invidentes a explorar la ciudad. Suelen impartir cursos de introducción y sensibilización.
Pedalear con los ojos vendados es una experiencia nueva, una aventura de la mente. Al terminar el paseo de los invidentes nos repartieron unos antifaces que debíamos usar 20 minutos antes de rodar. Ahí estábamos varios, listos para dar un rol con los ojos cubiertos, cuando una mano amable me llevó hasta la bicicleta. Hola -dijo una voz femenina-, soy Nancy. Colocó mis manos sobre la bici mientras me describía las piezas. Luego me explicó el modo de subirnos, pedalear y bajarnos. ¿Estás listo? Sí. Uno… dos… y… tres!
Fue como lanzarnos a un abismo negro...
Foto: Aroón Borrás. Bicitekas.
Tan pronto como agitamos las alas de los pies empecé a ver con los oídos. Conforme avanzamos el cerebro trabajó de manera distinta y el mundo se reconfiguraba, efectivamente empezaba a ver con los oídos y el olfato, sinestesia total. No sé por qué desde un principio sentí que rodábamos inclinados unos 45º hacia la derecha, como si la calle estuviera empinada y nosotros con ella. Nancy me anunciaba vueltas en u hacia tal o cual lado, pero no me daba cuenta cuando cambiábamos de dirección. Lo que sentía era un suave balanceo y esta inclinación extraña. El recorrido se convertía en un viaje de estímulos que me daban otra “visión” del mundo. Mi mente se movía de manera distinta, imaginaba un lugar hermosísimo a juzgar por los sonidos y los olores. El aire era un carrusel interminable de estímulos, los ruidos y aromas, los sabores, las voces y sus conversaciones, los niños, la temperatura, la sombra, el sol, los pájaros, el mundo pasaba a través de mí como un desfile de sensaciones sonoras y multicolores.
Lo extraño es que el encanto se terminó al bajar de la bici y quitarnos el antifaz. No es que se deseé ser ciego, es que la imaginación construye mejores lugares que la realidad, ciudades más bellas. Foto: Paseo a Ciegas.
Más allá de la percepción, de cómo se adapta sensorialmente el organismo a la ausencia de un sentido aguzando los otros cuatro, está la confianza que se debe poner en práctica. Si ya es imposible confiar en alguien con los ojos abiertos, en el paseo tienes que hacerlo a ciegas.
Saturday, October 23, 2010
Saturday, October 2, 2010
Publicidad vs Punk
Los Ramones, las barras y los jingles
No hay dogma que se le resista a la publicidad. En el comercial de tele de las barras Bran Frut Energy lo que llama la atención es el jingle de Blietzkrieg Bop. El spot no se recuerda con claridad, pero ¿qué tienen que ver Los Ramones y el Osito Bimbo?, ¿saca de onda que el dueño del pan en México se ponga a rockear con música punk?
Como diría el Maestro Fernando del Paso en El Viaje de Palinuro por las Agencias de Publicidad y otras Islas Imaginarias: en el fondo hay una buena idea. Los creativos del comercial identificaron en la canción el beneficio de unas barras enriquecidas con guaraná: energía y salud. ¿Alguien duda que el rock de Los Ramones sea más energético que una bomba de speed? Aquí la canción es el comercial, lo único memorable que logra la deseada conexión con la marca.
Oye, pero es la marcha de guerra que se convirtió en himno punk, la institución de la que habla Seymour Stein -dueño de Sire Records-, el llamado a la acción relámpago y a la revuelta musical. Todo eso reducido a un jingle de 30 segundos (Los Ramones hicieron canciones de 1:03). La típica expropiación rockera que hace la publicidad. El saqueo de la cultura popular. El arte siempre ha sido un banco de ideas maleables para los redactores y diseñadores en las agencias. La diferencia consiste en que el artista crea y el creativo recrea, recicla, retoma y deforma. La actividad creativa publicitaria obtiene con sus fusiles de asalto nocturno cualquier referencia cultural para comunicar. El fin justifica los medios.
La publicidad no respeta a la hora de agarrar lo “sagrado” para manosearlo a favor de una marca, un producto o un servicio. Aun así, las ideas más canijas se quedan en los cajones porque siempre hay valores y temas intocables que pueden ser un bumerang. A veces se cometen estupideces pretendidamente atrevidas que resultan grotescas, ofensivas y denigrantes, como el reciente caso de las marcas MAC y Rodarte, que lanzaron una línea de cosméticos con el tema de los feminicidios de Juárez, campaña que suspendieron por la respuesta que tuvieron e incluso fueron obligados a disculparse.Sin embargo, diría Dylan, los tiempos cambian: hace diez años se solicitaron unas imágenes de la Revolución Mexicana al archivo fotográfico Casasola para una campaña publicitaria. Se negaron indignados, ¿a quién se le ocurre utilizar un documento histórico tan importante con fines comerciales y, peor aún, publicitarios? Hoy esas imágenes decoran las fachadas de Liverpool con motivo del Centenario.
En el caso del punk, un movimiento artístico del Siglo XX, la regla del reciclaje creativo se cumple cual orden militar dada por Johnny Ramone. Se convirtió en moda publicitaria a partir de los Sex Pistols, los maniquíes creados tras una boutique de ropa por el fallecido Malcolm McClaren.Un jingle no es para rasgarse las vestiduras como algunos proponen, hay cosas peores y, además, Los Ramones ya usaban las ropas rasgadas en los 70. No es la primera vez ni será la última que su rock musicaliza comerciales, programas de televisión y películas, empezando por la suya, Rock & Roll Highschool, producida y dirigida por el master de las b-films, Roger Corman. Hace unos años, por ejemplo, se usó I wanna be sedated para un comercial de Fanta en el que dos niños futbolistas de equipos contrarios entran al hospital y en urgencias siguen disputándose un refresco. El rock siempre ha sido un fix.
Blietzkrieg Bop en el comercial de las barras es más divertida que la cantidad de infamias que escuchamos a diario. El jingle es malo, se salva porque la canción es una clásica a la cual se le han hecho incontables versiones instrumentales, en diversos idiomas y ritmos, covers surf, indie, rockabilly, metal, infantil y ahora jingle. Una curiosidad para coleccionistas Ramones to the Bones. Por el contrario, si alguien se toma el rock y la publicidad en plan de punk dogmático, con solemnidad y recelo, mejor que organice un boicot hardcore contra el Osito Bimbo.Seguro que en algún momento de la vida todos abrazamos al rock como una forma de vida y el punk como pensamiento existencial, pero esta idea de que el rock es intocable ya expiró. Es preferible disfrutar la música y quedarse con las ideas esenciales y prácticas que resultan útiles, como la de concentrarse en la sustancia al crear y la de hacer las cosas uno mismo al producir.
Igual existen comerciales indignantes, programas lascivos y películas desenfrenadas que usan las rolas de Iggy Pop, la encarnación del rock, para musicalizar escenas clave. El legendario flaco de acero tiene un historial de voces prestadas (es un decir) a la publicidad, además de pleitos rudos con patrocinadores como Pepsi, que lo demandó cuando tiró sus logotipos que pendían sobre un escenario donde se presentaba. Experiencias que le dieron material para componer Supermarket del disco Skull Ring: I´m proud of the corporate logo / writen on my box / it says that I´m ok / for the company stock / what I am I do not know / I don´t know who does / maybe any, some institution / with no flesh or blood.
Seamos honestamente punks, ¿qué fueron los Sex Pistols, sino 10% rocanrol y 90% publicidad?* Publicado en Replicante.
No hay dogma que se le resista a la publicidad. En el comercial de tele de las barras Bran Frut Energy lo que llama la atención es el jingle de Blietzkrieg Bop. El spot no se recuerda con claridad, pero ¿qué tienen que ver Los Ramones y el Osito Bimbo?, ¿saca de onda que el dueño del pan en México se ponga a rockear con música punk?
Como diría el Maestro Fernando del Paso en El Viaje de Palinuro por las Agencias de Publicidad y otras Islas Imaginarias: en el fondo hay una buena idea. Los creativos del comercial identificaron en la canción el beneficio de unas barras enriquecidas con guaraná: energía y salud. ¿Alguien duda que el rock de Los Ramones sea más energético que una bomba de speed? Aquí la canción es el comercial, lo único memorable que logra la deseada conexión con la marca.
Oye, pero es la marcha de guerra que se convirtió en himno punk, la institución de la que habla Seymour Stein -dueño de Sire Records-, el llamado a la acción relámpago y a la revuelta musical. Todo eso reducido a un jingle de 30 segundos (Los Ramones hicieron canciones de 1:03). La típica expropiación rockera que hace la publicidad. El saqueo de la cultura popular. El arte siempre ha sido un banco de ideas maleables para los redactores y diseñadores en las agencias. La diferencia consiste en que el artista crea y el creativo recrea, recicla, retoma y deforma. La actividad creativa publicitaria obtiene con sus fusiles de asalto nocturno cualquier referencia cultural para comunicar. El fin justifica los medios.
La publicidad no respeta a la hora de agarrar lo “sagrado” para manosearlo a favor de una marca, un producto o un servicio. Aun así, las ideas más canijas se quedan en los cajones porque siempre hay valores y temas intocables que pueden ser un bumerang. A veces se cometen estupideces pretendidamente atrevidas que resultan grotescas, ofensivas y denigrantes, como el reciente caso de las marcas MAC y Rodarte, que lanzaron una línea de cosméticos con el tema de los feminicidios de Juárez, campaña que suspendieron por la respuesta que tuvieron e incluso fueron obligados a disculparse.Sin embargo, diría Dylan, los tiempos cambian: hace diez años se solicitaron unas imágenes de la Revolución Mexicana al archivo fotográfico Casasola para una campaña publicitaria. Se negaron indignados, ¿a quién se le ocurre utilizar un documento histórico tan importante con fines comerciales y, peor aún, publicitarios? Hoy esas imágenes decoran las fachadas de Liverpool con motivo del Centenario.
En el caso del punk, un movimiento artístico del Siglo XX, la regla del reciclaje creativo se cumple cual orden militar dada por Johnny Ramone. Se convirtió en moda publicitaria a partir de los Sex Pistols, los maniquíes creados tras una boutique de ropa por el fallecido Malcolm McClaren.Un jingle no es para rasgarse las vestiduras como algunos proponen, hay cosas peores y, además, Los Ramones ya usaban las ropas rasgadas en los 70. No es la primera vez ni será la última que su rock musicaliza comerciales, programas de televisión y películas, empezando por la suya, Rock & Roll Highschool, producida y dirigida por el master de las b-films, Roger Corman. Hace unos años, por ejemplo, se usó I wanna be sedated para un comercial de Fanta en el que dos niños futbolistas de equipos contrarios entran al hospital y en urgencias siguen disputándose un refresco. El rock siempre ha sido un fix.
Blietzkrieg Bop en el comercial de las barras es más divertida que la cantidad de infamias que escuchamos a diario. El jingle es malo, se salva porque la canción es una clásica a la cual se le han hecho incontables versiones instrumentales, en diversos idiomas y ritmos, covers surf, indie, rockabilly, metal, infantil y ahora jingle. Una curiosidad para coleccionistas Ramones to the Bones. Por el contrario, si alguien se toma el rock y la publicidad en plan de punk dogmático, con solemnidad y recelo, mejor que organice un boicot hardcore contra el Osito Bimbo.Seguro que en algún momento de la vida todos abrazamos al rock como una forma de vida y el punk como pensamiento existencial, pero esta idea de que el rock es intocable ya expiró. Es preferible disfrutar la música y quedarse con las ideas esenciales y prácticas que resultan útiles, como la de concentrarse en la sustancia al crear y la de hacer las cosas uno mismo al producir.
Igual existen comerciales indignantes, programas lascivos y películas desenfrenadas que usan las rolas de Iggy Pop, la encarnación del rock, para musicalizar escenas clave. El legendario flaco de acero tiene un historial de voces prestadas (es un decir) a la publicidad, además de pleitos rudos con patrocinadores como Pepsi, que lo demandó cuando tiró sus logotipos que pendían sobre un escenario donde se presentaba. Experiencias que le dieron material para componer Supermarket del disco Skull Ring: I´m proud of the corporate logo / writen on my box / it says that I´m ok / for the company stock / what I am I do not know / I don´t know who does / maybe any, some institution / with no flesh or blood.
Seamos honestamente punks, ¿qué fueron los Sex Pistols, sino 10% rocanrol y 90% publicidad?* Publicado en Replicante.
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