Si cada persona es un universo, el ombligo es su centro. Parecido al nudo de un globo recién inflado, a través del ombligo nos entra la vida. Es la conexión que nos une a nuestra madre desde que flotamos en su vientre, lo que se corta cuando salimos al mundo. Supongo que por eso se dice que empezamos a morir cuando nacemos.
Muchas corrientes de pensamiento, filósofos, sacerdotes y médicos, lo consideran uno de los puntos de energía más importantes en la geografía del ser humano. Y no es para menos, tan vasto es el pequeño ombligo que merece toda la atención posible y el mayor de los respetos, el mismo que podría inspirar un océano de profundidades insondables. Algunas personas incluso lo decoran con perforaciones o tatuajes que la mayoría de las veces, cuando no se infecta con una mala perforación o malos cuidados, realzan su belleza natural.
Por eso da gusto que las mujeres lo enseñen. Por supuesto que no hay ombligos feos, sólo ombligos más hermosos que otros. Ni duda cabe que está relacionado con ese movimiento tan sabio de las caderas femeninas, pues se encuentra justo en medio de ellas. Su hermosura ha capturado a miles de personas en todas las épocas, de hecho existen exaltaciones que lo enaltecen, obras de arte, danzas hipnóticas, prendas de vestir, música para ombligos.
No en vano los incomparables Julio Haro y el Personal cantaban en Dale de comer al conejito: Es a picarte el ombligo/ a lo que aspiro yo tanto/ y por eso te canto/ para ver si lo consigo. O Armando Palomas, rocanrolerísimo trovador hidrocálido que canta: Recuerdo que a tu ombligo le hablaba de usted. He aquí, estimado lector, el conocimiento más hondo y claro del asunto que estamos tratando.
Un ombligazo
Quienes en este momento están mirando el suyo deben saber que explorar un ombligo es más que adentrarse en una excitante aventura de altos vuelos, pues sobre todo es un acto sublime que engrandece a la pareja. Admirarlo no es calentura, es deseo puro. Creo que hay una diferencia abismal entre una y otro, la calentura es como ir con tu pareja al automac para quitarse el antojo y el hambre de un tirón, el deseo es prepararse de cenar con música y botanas antes de sentarse en la cama o acostarse en la mesa. Entre comer y coger sólo existe una letra de diferencia, por eso hay que disfrutar, antojarse, verse, olerse, saborearse, probar con el dedo, calentarse a fuego lento y luego comerse despacito hasta dejar limpios los platos.
Pero ya me estoy desviando del tema central: he visto ombligos tan hermosos y perfectos que podría construirles un altar en mi cama para adorarlos todos los días. Y todas las noches. Mi cama es muy chica pero las noches son muy grandes. No se puede negar, en el acto de amor se unen las bocas, los órganos sexuales y también los ombligos. La unión de los ombligos es el beso de los espíritus. Porque el ombligo es el principio de la otra persona. De allí la vital cortesía de presentarlos antes que cualquier otra cosa, antes incluso de preguntar el nombre.
Su importancia es trascendental en una relación de pareja, pero parece que en la actualidad la gente no lo advierte. Si dos ombligos no se entienden, la relación estará destinada al fracaso, porque hay ombligos que nunca llegan a cortarse por completo, lo cual sucede con demasiada frecuencia, el hombre que se casa con su mamá, la mujer que se casa con su papá.
Pero mejor hablemos de lo bueno y lo bello: enseñar el ombligo no es algo malo o indebido, al contrario, una persona que lo enseña está dispuesta a dejarse conocer en esencia. Ese nudo en el abdomen es lo único que nos salva de no estar llenos de aire.
La única forma que se me ocurre de celebrar esto es enseñar el ombligo en todas partes: en la casa, en la calle, en la escuela, en el trabajo, cualquier sitio es ideal para una reunión de ombligos. Palinuro de México dice que él no vino al mundo al nacer, sino que el mundo vino a él cuando le cortaron el ombligo. Por eso enséñaselo a quien más confianza le tengas y a quien no, también. Si alguien se acerca y te quiere conocer preséntale a tu ombligo, así le demuestras a esa persona y a todas las demás que el tuyo sí es el ombligo del mundo.
9 comments:
El mío tiene una cicatriz arribita... de un piercing ausente.
No es este un zig zag de mosca de hace como un año?
que transita por tus venas! ya que andas publicando articulos viejos por qué no nos mandas otra vez "la vida es una canción de tres minutos", es excelente y ademas perdí la revista donde salió por primera vez. He seguido tu trabajo desde hace tiempo.
**-
He ahí porque luego le dicen el 'ombligo' al Rock Garza:
"Porque ni sobra y ni hace falta".
Oh que mal chiste.
Ya te balconearón que andas posteando artículos pasados eh! chale, ese ingenio 'onde quedooo, ondeeee?
Je, vengo de odiosa.
Salu2.
Baik **-
Chin, ya me cacharon fusilándome, este texto debe tener unos cinco años, pero no hay purrum, ya estaban anunciados los oldies but goodies del zigzaguero moscoso.
Oye, Nerea, mejor envíame una foto de tu ombligo para postearlo, ¿no?
Chales! perdón por la ventaneada.
Jajaja, yo también me dí cuenta del autofusile. Está bien, fue una zigzagueada muy buena.
Esperamos más.
Si, te lo autofusilaste pero le diste una manita de gato no? y ya habíamos acordado que el ombligo de... no voy a decir el nombre pero ya sabes quién, es no feo, feísimo. Te acuerdas? Es más ni se lo vimos, pero nos lo imaginamos escondido entre sendas lonjas, giak!
Oye, por cierto, nunca te he visto el ombligo...
Mi ombligo es X pero tiene nudo de hospital fino, jaja..
Gracias por ayudarme con mi blog, ombliguito :)
¡Uf! Soy muy fan de los ombligos (femeninos, claro está). Qué más da si es un artículo viejo o no, el tema es excelente y el tratamiento también. "La unión de los ombligos es el beso de los espíritus", gran frase.
Si en alguno anterior pediste sugerencias de rolas con un tema determinado, pide ahora que te envíen fotos; qué mejor que este gran post se enriquezca aún más...
Post a Comment