El libro te hace libre, como un paseo en bici
Andar en bicicleta es leer al mundo de otra forma, una lectura en movimiento que permite percibirlo con todos los sentidos. Para Hemingway era la mejor manera de conocer un territorio. Por ello no es extraño que este vehículo fantástico pase por las páginas de la literatura, entre la imaginación y los caminos de tinta.
Henry Miller
¿Existe alguna relación entre las bicicletas y las letras? ¿Alguna semejanza entre el acto de montar una bici con el de escribir? Como decir, por ejemplo, que el horizonte es una página en blanco y el ciclista la escribe al pedalear. Ambos, el ciclista y el escritor, deciden hacia dónde ir y el camino para llegar. Al pedalear como al escribir, es recomendable tener primero una meta, un destino, el gran final. Entonces estaríamos, diría García Márquez, en los terrenos del Ciclismo Mágico, la literatura del equilibro:
William Saroyan, autor de El tenor silencioso, se refirió a la bicicleta como “el invento más noble de la humanidad”. En un artículo escrito para la revista Scientific American, Arthur Conan Doyle, creador de Sherlock Holmes, recomendaba montar una bici para recuperar los ánimos, despejar la mente y recobrar la lucidez.
En la mayoría de las novelas que citaremos aquí, un par de ellas escritas por Premios Nobel, los autores coinciden en utilizar la bici como un vehículo libertario y en algunos casos el ingenioso transporte es el objeto central de la historia...
Para leer el texto completo pícale aquí: www.rueda-libre.blogspot.com
Texto presentado en el Museo de la Ciudad de Guadalajara, durante el 2o. Congreso Nacional de Ciclismo Urbano.
2 comments:
ea pues ahora mismo me lanzo corriendo -o mejor aún, en bicicleta- a buscar algún librito de estos.
Vientos
Para viajar lejos, una bicicleta... al infinito y más allá..
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