Saturday, June 12, 2010

Bicis El Libro

La mejor amiga de la humanidad en un click

Las bicicletas en movimiento estático, suspendidas en las fotografías de este libro, editado y publicado por Fernando de la Orden, son un compendio de escenas que tienen dos ruedas en común.

Bicis El Libro reúne las imágenes de 34 fotógrafos que atraparon a las bicicletas en situaciones cotidianas alrededor del mundo, cada cleta retratada cuenta más de una historia. Diseñado por Mariana Zerman, con prólogo de Raquel Garzón, el registro gráfico durante las últimas tres décadas muestra la versatilidad del genial invento y su belleza funcional.
Es un libro para pasear por sus páginas, entre imágenes a color, blanco y negro, fotoperiodismo, retrato, paisaje, foto deportiva, arte urbano, conceptual, digital, lo único que no hay son imágenes de estudio. Los fotógrafos las encontraron distraídas por ahí, tuvieron que sorprenderlas en algún viaje de trabajo, de placer, o cuando descansaban recargadas en alguna pared. Buscaban tomar la fotografía que revelara la esencia de la bici.
En una vuelta de página las bicicletas adquieren personalidad. Hay bicis solistas y acompañadas, en pareja, reunidas en grupo, ocupadas en diversas situaciones y condiciones, tiradas al ocio o colgadas de un puente. Sin importar dónde, cómo ni cuándo la bici siempre está ahí, esperando a ser montada para llevar a su dueño en un paseo por el campo, en el tráfico citadino, en medio de un fenómeno natural, en un conflicto social, en una competencia deportiva y como medio de trabajo.En Bicis El Libro parece que las biclas tienen una vida independiente de las personas y también adquieren algo de los humanos. Como las bicis abrazadas al atardecer o las que se reúnen en el parque a matar el tiempo. La magia está en la idea de la bicicleta y en el contexto donde se le encuentra como parte del entorno. Siempre han estado ahí, estamos tan acostumbrados a verlas que no reparamos en su presencia. Bicis veloces, lentas y paradas, otras olvidadas, encadenadas o tras las rejas, unas viejas y cansadas pero siempre serviciales. Bicis nobles, trabajadoras, confiables, van y vienen zigzagueantes. Las que se mueven sí salen en la foto, el movimiento es la razón de su equilibrio.
El fotógrafo bonaerense Fernando de la Orden es ciclista y fotoperiodista desde 1997 para el Diario El Clarín, el Liberation de París y la revista Courrier de Tokio. En 2001 publicó el libro de fotografía Pan y Manteca, en 2004 colaboró en otro ejemplar, Encierro, además de sus exposiciones individuales y colectivas en Argentina. Fue cuando puso el ojo en el significado de la bicicleta e imaginó una herramienta para su difusión como transporte saludable. Así se concibió Bicis El Libro para el cual aportó una decena de imágenes. Al observarlas el paseante puede pensar en todo lo que han pasado esas rilas y lo que representan para sus dueños, singulares pasajeros de la vida en dos ruedas que pueden volar con los pies.Mostrar el “espíritu” de un objeto cotidiano es el mayor logro de los fotógrafos en Bicis El Libro. A propósito de otro título sobre filosofía de la bicicleta de reciente aparición, La Revolución de las Mariposas, del catalán Oscar Patsí, capturar bicis con una cámara es como atrapar a los lepidópteros con una red. Un vehículo esencial en todos los paisajes urbanos y rurales que se ha ganado su lugar en el mundo aunque no vaya ciclista alguno pedaleando. Ahí está la vieja bici recargada afuera de una casucha de madera, el único medio de transporte y subsistencia de quienes la habitan, con la sensación de que todavía queda algún tipo de esperanza. Su diseño, sus formas y su movimiento, al igual que el arte, embellecen este mundo.

Bicis El Libro. Editado por Fernando de la Orden. Colección Piano Piano. Argentina, Buenos Aires, 2010. Contacto: librobicis@gmail.com y facebook: librobicis

Publicado en Replicante, en su número dedicado al futbol: el lado oscuro del balón.

Monday, June 7, 2010

Si Jesucristo caminó en el agua

El ciclista camina en el aire


El ciclismo es una religión. El creyente pedalea con fervor y cuando puede le alza un altar a su bicicleta. El proceso que sucede en su cerebro es una sinapsis en la que se producen endorfinas: adrenalina, serotonina y dopamina, los neurotransmisores responsables de liberarnos del dolor, regular la alegría, la emoción, la tranquilidad y el sueño. Una reacción semejante sucede en el cerebro del creyente religioso cuando va a misa de ocho de la mañana. Cada quien sus métodos. Lo interesante es que el ciclismo también te puede conducir a estados de conciencia alterada y éxtasis místico. La bicicleta es un regalo divino. Si Jesucristo caminó en el agua, el ciclista camina en el aire, como los ángeles.