Thursday, September 27, 2007

El Enrabiado en el Fórum de Monterrey

A propósito del Fórum Universal de las Culturas Monterrey 2007, he venido siguiendo algunas transmisiones que hacen desde el Parque Fundidora. Cada vez que veo alguna escena del sitio en la tele, ahora convertido en parque recreativo, escenario de conciertos y museo interactivo, me viene de golpe a la cabeza la novela de Felipe Montes, “El Enrabiado”.
En palabras de su autor, la historia trata sobre “la desaparición de los hombres de acero”. Es el drama que vive Gonzalo, un obrero acerero casado y con una hija, cuando la Fundidora cierra sus puertas luego de 86 años de actividad. Ésta era la empresa fundacional de la ciudad de Monterrey, Gonzalo había trabajado ahí toda su vida, al igual que su padre y su abuelo.

La noche más triste de su vida, al abandonar el horno donde laboraba, Gonzalo es atacado por una jauría de perros salvajes, luego de lo cual empieza a transformarse en una bestia sanguinaria en la que se concentra la rabia obrera contenida durante generaciones: “Sus ojos derraman acero fundido en la acera”. Convertido en un Hombre-Perro lleno de odio, coraje y angustia, El Enrabiado recorre las calles de Monterrey descuartizando regios a diestra y siniestra: vecinos, policías, prostitutas, nadie se escapa a su horror vengador. Una de las novelas más violentas y crudas que he leído en los últimos dos años, contrasta con lo bonita que se ve la fábrica en la televisión. Sin duda, han ocultado bien la otra historia de Monterrey.

Wednesday, September 19, 2007

Luchar hasta la muerte


Dolores Rubí Lagunas (1919-2007)… Y murió sonriente.

Friday, September 14, 2007

Johnny Ramone


1948-2004

El 15 de septiembre de 2004 recibí un mensaje del Juanito en el celular: “Murió J Ramone, en paz descanse”. El tercero en morir de los cuatro Ramones originales, se peló debido al cáncer de próstata. Si los Ramones eran un ejército de cuatro, Johnny era el general que daba las órdenes.

Delincuente juvenil, patriota conservador (derechista y republicano hasta el tuétano), administrador del grupo y punk rocker de línea dura, John Williams Cummings fue un guitarrista innovador que inventó su estilo silvestre de tocar (“buzzsaw”), el movimiento único de la muñeca y el rasgueo que lo convirtieron en el guitarrista más rápido del orbe y el #16 de todos los tiempos en la lista de Rolling Stone.

Como artista desafió los estándares musicales y rompió todas las reglas al desarrollar un rock puramente blanco, sin trazas de blues, algo inaudito e impensable en una banda de rock ‘n’ roll.

Armado con su lira Mosrite, sus Marshalls y el inconfundible outfit ramonudo, Cummings aventaba las vísceras en cada canción hasta dejar el brazo de su guitarra bañado en la sangre de sus manos. Eso era punk rock, no las pendejadas que los grupitos de happy tocan hoy.

Monday, September 10, 2007

Autoestéreo de caset conceptual


Le llamo así por dos razones. Las bocinas están rotas y distorsionan por el uso en condiciones extremas y el exceso de poder. Además, traen un falso y de repente se pierde algún instrumento, se va la voz o desaparece la batería. Esto le da a la música una resonancia auténticamente punk, como las bocinas picoteadas y rotas que usaban los Kinks, los Sonics y los Who. Por otra parte, se escuchan las canciones desde otra perspectiva: la del rocker, no la del rockstar (en otro momento expondremos esta teoría). Claro que a las personas les caga, en especial al Franz, quien se indigna y pone el Great Gig in the Sky por la deformación de las canciones y los ruidos extraños que desgarran. Pero tampoco me regala unas bocinas nuevas, ¿verdad? Al menos encontré una manera de eliminar la distorsión que satura y eso es quitándole los bajos. El caso es que este viejo amigo Sony, con todo y sus defectos, hoy me salvó de no morir en el intento de llegar al trabajo. Extrañamente sonó bien en el tráfico de lunes por la mañana lluviosa y fría, no me dejó tirado en medio del camino.

Casets conceptuales. De izquierda a derecha:
Ácido
Como su nombre lo indica, este caset es un viaje musical hacia el centro de la mente en eterna espiral. El trip incluye a los clásicos del rock psicodélico: Pink Floyd, Grateful Dead, Jimi Hendrix, Donovan, Jefferson Airplane, Rolling Stones, Beatles, Doors, Who, Beach Boys, Status Quo, Tommy James…
Los Dandy Warhols
Las canciones que más me laten de sus discos Come down, Thirteen tales of urban bohemia, Welcome to the monkey house y Odditorium or Warlords of Mars. Ésta es mi banda favorita de los últimos tiempos, los Dandy Warhols lo tienen todo.
La Canción # 10
Este es un experimento que reúne el corte número diez de ciertos discos: Air, Electric Light Orchestra, Pretenders, Love and Rockets… tengo una serie de La Canción # del 1 al 10 y empezó con el caset de La Canción # 6. Esto en apoyo de mi teoría personal de que la canción número seis es la más importante y la mejor en la mayoría de los discos que he escuchado.
Rock Psiconauta
Es como el ácido pero corregido y aumentado. Este caset es el primero de una serie de cinco grabaciones que expandieron el horizonte psicodélico por otras vertientes, además de los ácidos clásicos incluyen ondas espaciales de Black Sabbath, Led Zeppelin, Deep Purple, Blue Oyster Cult, Monster Magnet, Nebula, Beck, Starfish, Yo la tengo, Kula Shaker, Morphine…
Ultra Heavy
Metal de peso completo para esos momentos de introspección: Rollins Band, Kyuss, Monster Magnet, Nebula, Motor Head, Slayer, Iggy Pop, Soundgarden, Sepultura.
La balada de un mundo bello y triste
El tipo de rolas que te alivian cuando confirmas que el mundo es una mierda y sin embargo hay belleza en él, como las canciones acústicas de Ramones, Yo la tengo, Fleshtones, Iggy Pop, Porno for Pyros, Peter Murphy, Suzane Vega…

Tuesday, September 4, 2007

Black Sabbath: Mi nombre es Metal



10, 9, 8, 7, 6, 6, 6…
Jueves 30 de agosto, la noche de un día sombrío y lluvioso, el clima que anunciaba el paso de Black Sabbath por el Auditorio Nacional. La hora del aquelarre sónico estaba marcada a las 8:30, las manecillas del reloj giraban al revés para el encuentro con la madre del rock maligno, la banda que liberó a los demonios del heavy metal y a toda la jauría de rockeros infernales.

Heaven & Hell 07.

6, 6, 6, 5, 4, 3, 2, 1:
La luz desapareció cuando empezaba a sonar “E5150” y nos quedamos en tinieblas. De pronto, un estruendo partió el cielo en dos y desgarró nuestros oídos, eran la guitarra distorsionada y el grito inicial de “Mob Rules”. Black Sabbath empezó a tocar y una legión de diablos eléctricos salió volando de los amplificadores para tomar por asalto el lugar. Tras poner a prueba las paredes del recinto procedieron a ejecutar “Children of the Sea”, con la que inició formalmente la ceremonia. El siniestro Tony Iommi, perteneciente al círculo de guitarristas zurdos que tienen algún pacto con el Preciso, dejaba correr la sangre azul por sus cables en cada riff y en cada requinto, un estilo sin resquicios ni fisuras. Sus manos portan la leyenda de tener el sonido de las fábricas acereras tallado en la punta de los dedos. Siempre serio, con su piocha de sátiro y sus gafas, iba de impecable negro con su cruz protectora al pecho: todo un lord del black metal. A partir de ese momento quedamos enganchados en los cuernos de su guitarra Gibson.

Tony Iommi: todo un lord del black metal.

Los Caballeros de Neón
Liberaron versiones intensas y extensas de “I” , “The Sign of the Southern Cross” y “Voodoo”. Un rock épico que parecía cabalgar ensordecedor con la voz de Dio al frente. En medio de aquel volumen, toneladas de piedra y hierro en marcha, el pequeño cantante encarnó cada canción con la contundencia de un profeta que maldice a la humanidad. “Computer God”, “Falling Off the Edge of the World” y “Die Young”, el ritual se cumplía de acuerdo con la tradición metalera, los grandes solos de guitarra y batería, los coros del público dirigidos por el vocalista y las manos en alto con la auténtica señal. Nada nuevo, salvo que esta banda fue inventora y no imitadora. Black Sabbath desarrolló el concepto musical del heavy metal, le dio un tema y el sentido oculto.

DIO: pequeño en persona, gigante de voz.

Esto ocupaba mi mente cuando Iommi cambió de guitarra. Se colgó otra Gibson oscura que parecía un instrumento hechizo por lo vieja y por los fierros que manipulaba al tocarla (semejante a los aparatos que utiliza el investigador de La Leyenda del Jinete sin Cabeza). Entonces iniciaron la monumental “Heaven & Hell”, una sinfonía metálica que retumbó sobre las inmensas pisadas que daba el bajo de Geezer Butler, brujo barbado que sacudía con furia el instrumento tratando de domar a la bestia suelta en el escenario. Las figuras del bajo eran seguidas y rematadas por Vinny Appice, un baterista de mil batallas que no ha querido ocupar el lugar que dejó Bill Ward, en vez de eso ha creado uno propio y desde su sitio martillaba cinceles en cada golpe, pesado hasta la siguiente vida.

Geezer The Wizard: ¡Dios mío, he creado un monstruo!

Después de la nueva “Shadow of the Wind” cerraron con “Neon Knights”, veloz como un meteoro al rojo vivo: “Can’t remember when we came so close to love before”, cantada bajo una tormenta de rayos mercuriales que caían formando una pirámide sobre ellos. Esta alineación es una fábrica de sonido que ha envejecido con vitalidad musical y discreción personal. A diferencia de los rudos que terminan tocando baladas aguadas, de los rockstars berrinchudos e impuntuales o del mismísimo Ozzy, quien chochea bien en su disco Black Rain por el acompañamiento que trae pero no deja de ser un triste payaso, esta versión fina y reservada de Black Sabbath conserva un sonido y una actitud de acero que no se dobla ni se pandea: son duros y potentes, oscuros y alucinantes, por los siglos de los siglos.