Tuesday, July 5, 2011

Los hábitos no se destruyen, solo se transforman


“Vivir es una caída horizontal.”
Jean Cocteau


La temporada aburrida del Dr. House es cuando el doc se rehabilita. El galeno macizo cambia las sustancias por el sexo con la doctora Cuddy y se convierte en el niñero de su bebé. Se acabó la diversión, pero también la profundidad del personaje. En su lugar queda una caricatura y la serie se vuelve insulsa.

Todos somos adictos Hoyos negros con un vacío insaciable. Dejamos unas cosas para tratar de llenar el pozo sin fondo con otras. ¿Hábito o adicción? Tiene que haber una enfermedad o un daño para que exista la rehabilitación, palabra que ahora forma parte del vocabulario oficial contra las sustancias que señala, juzga y criminaliza: droga, adicción, drogadicto, al referirse a sustancia, hábito y consumidor. ¿Eufemismos o términos que van más allá del consumo de sustancias ilegales?La conducta que repetimos porque nos produce placer crea un hábito que se vuelve necesario para sentirse completo y funcionar. Y todo lo que entra al organismo por cualquier vía, así como lo que el cuerpo produce internamente, tiene sus efectos. Pero a nadie le gusta ser señalado como enfermo o criminal por hacer o consumir lo que le gusta. Estamos habituados al ejercicio, al sexo, al café, al tabaco, al chocolate, al antidepresivo, a la comida, al alcohol, al trabajo, a la religión, al juego, a las compras, a la serie de televisión, a Internet, a la red social, a la pornografía, al videojuego, al iPhone. Hábitos legales, cuyos efectos llegan a ser más nocivos, que no requieren rehabilitación.
El ser humano siempre ha necesitado asideros para suavizar la caída horizontal que menciona Cocteau. Por sí solo no cubre sus necesidades físicas y metafísicas al desnudo. La vida en seco carece de sentido, es rutinaria y aburrida, insatisfactoria y dolorosa. Los hábitos atenúan estas aristas de la caída y hacen llevadera la existencia. No hay persona sin hábitos y tenemos especial cuidado en cultivar aquellos que nos hacen sentir bien, los que nos dan placer y evitan el dolor sin importar el daño o el beneficio para la salud. Quien se mortifica o aflige de alguna forma provocándose dolor y sufrimiento también está habituado a ello.
Desintoxicados, rehabilitados, jurados y abstemios salen de unas espirales para caer en otras quizá menos destructivas. Quienes pregonan “vivir libres de adicciones” y etiquetan a los habituados como “drogadictos que necesitan rehabilitación”, suelen padecer hábitos en secreto o en diversas formas socialmente aceptadas. Con frecuencia son retorcidos y criminales, como los políticos drogados de poder y los religiosos pederastas.

El negocio de la rehabilitación
Ernest Hemingway, un gigante literario.

Las granjas, instituciones y grupos de ayuda no están exentos de utilidades, irregularidades, denuncias y ataques criminales. Sin embargo, quienes lucran en serio son las clínicas de lujo que ofrecen sus servicios para desintoxicar y rehabilitar por módicas cantidades. Sitios de donde algunas personas salen con nuevos amigos para volver con más brío a los viejos hábitos. Y la prensa del espectáculo vende muy bien esas historias de rockstars ejemplares que salieron de las clínicas en California, una y otra vez, dándose golpes de pecho y tirando rollos infumables. Doñas aburridas del rock como Elton John y Steven Tyler, quien declaró haber gastado unos 20 millones de dólares en cocaína a lo largo de su carrera. Claro, semejante disparate le salió con aires de arrepentimiento al lanzar su autobiografía.

Cuatro métodos para re habituarse

El gran Jean Cocteau.

El método substituto de Hemingway: Bicicletas por caballos.
Nuestra cultura de consumo está saturada de substitutos tipo aspartame por azúcar. Este modelo aplica en planos superiores. En su relato autobiográfico El fin de una afición, incluido en su libro París era una fiesta, Ernest Hemingway explica claramente cómo funcionó el mecanismo en su persona cuando abandonó las carreras de caballos porque le robaban demasiado tiempo y energía, antes de aficionarse a las de bicicletas. “Por entonces ya había descubierto que todo, lo bueno y lo malo, deja un vacío cuando se interrumpe. Si se trata de algo malo, el vacío va llenándose por sí solo. Mientras que el vacío de algo bueno sólo puede llenarse con algo mejor.”

El método emocional de Cocteau: Del gozo a las miserias.
¿Qué pasa si al Chocolate Abuelita le quitamos el azúcar con todo y abuelita? Adiós dulzura, adiós emoción. Durante su estancia en la clínica para desintoxicarse, Cocteau escribió el libro Opio. Diario de una desintoxicación, en el que describe el proceso para sacar el opio de las células del cuerpo, pero no de sus pensamientos y sentimientos: “La droga muerta deja un fantasma que recorre la casa a ciertas horas… Después de una desintoxicación vuelvo a encontrar miserias que yo le atribuía y que él atenuaba; recuerdo que me torturaban las mismas miserias, en otro tiempo, cuando yo no lo conocía… Curado, me siento vacío, pobre, asqueado, enfermo. Floto. Salgo pasado mañana de la clínica. ¿A dónde ir?…”

El método físico de Escohotado: Ginebra en lugar de whisky.
Aplicando el principio físico de la impenetrabilidad, dos sustancias no pueden ocupar la misma célula. Para re habituarse, Antonio Escohotado sugiere una en lugar de la otra. En su libro Aprendiendo de las drogas, el autor establece los elementos principales del hábito:
a) El refuerzo o premio que el hábito mismo proporciona.
b) El vacío o deficiencia del que es síntoma.
c) Las incomodidades concretas que se derivan de interrumpirlo.
Por tanto, la rehabilitación con metadona le parece útil para:
a) Abandonar un hábito de opiáceos naturales sin sufrir de
inmediato una reacción de abstinencia.
b) Mantener el hábito –e incluso incrementarlo- sin estigma social. Como dejar el whisky por la ginebra.

El método matemático de Roquet:
Sicodislépticos + Siquiatría + Amor + Muerte + Dios = Salud Mental
El orden de los factores no altera el producto. De acuerdo con el azotado psiquiatra Salvador Roquet, es la suma de estos elementos lo que permite alcanzar el estado de paz interior, plenitud y felicidad que todos anhelamos. El doctor fue pionero de la terapia con sustancias y autor de la Sicosíntesis de Roquet, que combinaba química cerebral, siquiatría, sicoanálisis, multimedia y misticismo. En el libro de Janine Rodiles, Una Terapia Prohibida, se detallan la metodología y los factores de la fórmula. Según él, desintegraba la personalidad del individuo y la volvía a reconstruir…
Ojala cambiar un hábito fuera como cambiar el canal de la televisión cuando la serie se pone aburrida. Pero ya estamos tan habituados a ver la TV a colores que nadie la cambiaría por una blanco y negro, muda y sin control remoto, mucho menos la desconectaría. No solo perderíamos su compañía, también el regreso del Dr. House a las sustancias que le dieron vida.

* Publicado en la revista Marvin #93