Wednesday, August 20, 2008

Xalapa

Libros, café y bicicletas

Pasé un fin de semana en Xalapa, una ciudad entre la niebla donde encuentras librerías y cafeterías a cada paso. Fui invitado por Rubén Hernández, del grupo ciclista Los Cafecletos, para presentar mi libro durante la cena de clausura del Desafío MTB 2007, una carrera de bicicletas de montaña que se realiza cada año a través del terreno verde veracruzano.
Cartel de la primera presentación: es curioso, durante los años que pasé haciendo el libro y publicándolo me sentí así, como un quijote sobre ruedas.

Insistieron en que participara, pero la recuperación de la hernia de disco no me lo permitió y tampoco he podido prepararme. Así que sólo me lancé a mover el libro. Xalapa me gustó -salvo por el tráfico que la jode muchísimo-, disfruté estar con las personas en los lugares que conocí. Sólo estuve dos días en la zona céntrica, con su aire dulce y el olor a café.
Leonardo de los Cafecletos y su bicla junto a una escultura de Carrington.

Me recibió Leonardo, de los Cafecletos, y me llevó por las calles del centro a la Rueca de Gandhi, una librería-cafetería-foro de Eligio Ramírez, donde tenía programada la primera presentación del libro. Eligio me invitó dos tazas de un café mágico y la presentación derivó en una larguísima conversación sobre literatura japonesa.
Con Eligio en su librería.

Todo empezó por los libros de Murakami que tenía en la sala de lectura, tres tazas de café después el librero nombraba autores y obras sin cesar, repasaba las historias y los personajes, y yo que a duras penas conocía a Mishima y al escritor japonés de moda… De pronto ya era tarde, no me di cuenta de la hora y tuve que irme al Centro Recreativo Xalapeño, a la cena de clausura del Desafío MTB. Antes de salir le regalé a Eligio un ejemplar de Las Bicicletas y sus Dueños y le dejé unos ejemplares a consignación.
Los ciclomontañistas en el Centro Recreativo Xalapeño.

Había luna llena y los corredores empezaron a llegar pasadas las diez de la noche. La última parte de la carrera fue nocturna, los 120 ciclomontañistas iban llegando en sus bicicletas recargados con adrenalina y una hambre voraz. Cené igual que ellos, al final presenté el libro y vendí los 30 ejemplares que llevaba (no pude cargar más). Ahí conocí a varias personas e hice amistad con el poeta Alberto Pérez Gálvez y su esposa Isadora. Alberto participó en la carrera y acaba de publicar su primer libro La piel del fuego (Plaza y Valdes). Cenamos e intercambiamos ejemplares de nuestros respectivos. Logré aterrizar en la cama de un hotel como a la una de la mañana, pero el café me mantuvo despierto un buen rato y me puse a leer el libro de Alberto:
En medio del bullicio de la noche,
jugando con el duende de la niebla,
en mi vaso de café sonríe la luna,
al guiñar el ojo en el firmamento
huye despavorida la niebla...
(Niebla, fragmento)
Todo lo cual me hizo click para irme desvaneciendo hasta desaparecer dormido…
El poeta Alberto Pérez e Isadora.

El domingo estuve caminando por el centro, tomé más café mágico, desayuné como rey, a la Kerouac: avena con plátano (mi favorita), hotcakes, huevos, jugo de naranja y más café. Luego me fui a la Rueca de Gandhi, Alberto e Isadora querían conocerla y después me darían el aventón de regreso al DF. Ahí nos vimos, hojeamos libros durante un rato y cada quien eligió algo. Yo adquirí la novela Un dios para sí mismo de Ernesto Murguía (Joaquín Mortiz). Luego emprendimos el regreso. El triste regreso…
Las Bicicletas y sus Dueños, bien colocado en la mesa de novedades de La Rueca de Gandhi.