Saturday, May 22, 2010

Ram Jam

Black Betty

La primera vez que escuché a Ram Jam estaba en quinto de primaria, fue uno de los grupos primarios en mi formación rockera. Una tarde de invierno mi hermano, que iba en sexto, llegó a la casa con el pequeño disco de 45 RPM. Se lo habían regalado en el intercambio escolar.

Nos iniciamos en el rock con unos radios de transistores portátiles, esas cajitas milagrosas que te cabían en la mano, antecesoras del walkman, el discman y el ipod. Como en la canción Rock n roll de Velvet Underground, la magia que salía de la Amplitud Modulada nos capturaba: La Pantera, Radio Éxitos y Radio Capital. El rock pesado era la onda, éramos seguidores de Kiss, Queen, Alice Cooper, Ted Nugent y, luego de escuchar el sencillo Black Betty, también colocamos a Ram Jam entre nuestros favoritos.
No sabíamos que había sido un éxito en Estados Unidos, pero la energía que disparaba ese vinilito girando a gran velocidad nos electrocutó. El sonido raw, ese riff en estado salvaje, el requinto feroz y el fraseo del también guitarrista Bill Bartlett parecen una banda de negros tocando rock grasiento y sudoroso, a pesar de ser tocado por blancos de la censura, señalados porque se consideró que Black Betty era una canción racista. En el Lado B incluía I should have know.Pasó el tiempo, aquel disquito se perdió, no volvimos a saber de ellos. Por alguna razón de la industria y el mercado sus únicos dos discos no se conseguían. Años después mi hermano se mudó a Miami y se estableció con su familia. Solía visitarlos con frecuencia. En uno de esos viajes entré a una tienda de discos de segunda y hurgando encontré una recopilación llamada The Greatest Rock Performers. La selección es irregular, dispareja para mi gusto (Alannah Myles, Bad English, UFO, John Waite, Stevie Nicks, Uriah Heep, Bonnie Tyler, Bad Company, Meat Loaf, Gary Moore), sin embargo, cuando mis ojos cayeron en la canción 14, Ram Jam – Black Betty, decidí pagar los cuatro dólares.
Esa tarde sorprendí a mi hermano al subirme a su camioneta. Le dije: checa lo que encontré. Metí el cd en el estéreo, seleccioné el track 14 y le subí al volumen. Esto fue lo que escuchamos:

http://www.youtube.com/watch?v=lMLnDuzgkjo

Saturday, May 15, 2010

Skunk

La nueva yerba que modifica el viejo hábito

El fumador de cannabis en México está cambiando a la yerba hidropónica que desplaza a las especies naturales y modifica el viejo hábito de la pacheca.

Los humanos y los animales somos seres de costumbres, una alteración en ellas basta para que la vida empiece a cambiar. ¿Qué consumimos y cómo lo consumimos?, ¿cuáles son sus efectos en el organismo y en la conducta? Basta pensar en las formas actuales de alimentarnos, informarnos, entretenernos y comunicarnos cada día: los alimentos light, los transgénicos y los enlatados, la comida rápida, el microondas y el servicio a domicilio, los complementos nutrimentales, las bebidas energéticas, las computadoras personales, Internet (el medio de medios), los diarios, los libros y las revistas electrónicas, la música en MP3, la televisión y la radio en la Red, los video juegos, el correo electrónico, el Messenger y el Skype, los teléfonos celulares, los gadgets multifunciones y las redes sociales. El entorno nos exige adaptarnos para funcionar, nada es como estábamos acostumbrados. Las sustancias no están exentas de este proceso y las formas de colocarnos tampoco.
Según datos recientes de la ONU, se calcula que 190 millones de personas fuman cannabis en el mundo. En el caso de México, la cadena que integra el mercado está cambiando a la skunk, desde el productor hasta el consumidor: los métodos de cultivo, la calidad del producto, su distribución, el precio y la manera de fumarla (horarios, cantidades, frecuencia). Si cambia la yerba, también el fumador. Cambia su conducta para seguir fumando lo que encuentra en el mercado. No es un hábito que reemplaza a otro, como suele suceder, sino de un sofisticado viejo hábito.Skunk es una yerba híbrida que se obtiene de la combinación y manipulación de las semillas sativa e índica. Desde los años setenta se cultiva en invernaderos hidropónicos, donde se le adicionan diversos nutrientes y motivadores químicos para acentuar sus efectos. A partir de ella se crean nuevos tipos de semillas y plantas más potentes que sus antecesoras. La Skunk #1 es la madre de los cientos de variantes que se encuentran en las coffee shops de Ámsterdam con nombres exóticos o claves numéricas para distinguirlas. Se trata de una yerba transgénica, tiene un aspecto saludable, colorida, esponjada y brillante por los cristales de resina. Su aroma, su sabor y los síntomas también son diferentes. Se vende y se consume en pequeñas cantidades cuyo precio es tan elevado como sus efectos: 400 pesos la bolsita de 5 gramos, lo cual explica su demanda entre las clases media y alta.
La skunk tiene fama por su potencia. En sus flores contiene concentraciones de tetrahidrocannabinol (THC) hasta cinco veces mayores que la natural. Esto le viene bien al fumador, que siempre está en busca del colocón total. Dos jalones surten el mismo efecto que fumarse un gallo completo de sativa. Llega a ser tan potente que suele discapacitar al abusivo y al distraído, dejándolos pasmados. Por este motivo el fumador reduce su consumo una vez al día (ya no mañanero, digestivo y dormilón), en pequeña cantidad, generalmente por la noche, cuando puede entregarse al estado de conciencia sin preocupación. Y por eso disminuye la demanda de sativa como yerba para fumar, nadie la desea si hay skunk y los dílers, como solía decirse, ya no la manejan.Entre los argumentos que esgrime el fumador en su favor está el hecho irrefutable de que “es natural, broder, menos nociva”, lo cual es parcialmente cierto si se toman en cuenta los agentes cancerígenos que contiene la yerba. Además, la skunk no es 100% natural. Como ocurre con los ácidos, se diseñan yerbas con efectos acentuados, depende de cómo se quiera poner el fumador: eufórico, relajado, filósofo, risueño, cachondo, y el descontón final, generalmente gana por knock out. Un escenario previsto por Jeff Noon en su novela Vurt, este futuro donde las personas pueden ir a comprar las sustancias a la tienda. Son plumas de colores, cada pluma es un viaje a un mundo distinto. Y la gente puede entrar y salir de esos mundos o permanecer y perderse en ellos para siempre.

La skunk es una consecuencia de la guerra contra el narco. Para el productor y el distribuidor la yerba hidropónica resuelve problemas logísticos. Se han adaptado a la guerra contra el gobierno de Calderón, la nueva yerba es una de sus ofensivas. Las extensiones de tierra alejadas e inaccesibles donde tienen que sembrar la planta se han reducido a pequeños espacios ocultos en sótanos y bodegas. Ya no es una cuestión de trabajar la tierra, sembrar, esperar, cosechar, curar la yerba, empacarla, almacenarla, transportarla, distribuirla. Ahora se montan invernaderos con sistemas de iluminación, riego, medición y ventilación, donde crece más rápido, fortalecida con toda clase de aditivos. Con los conocimientos de la hidroponia cualquier persona puede instalar el equipo básico en un rincón de su casa y volverse autosuficiente. Internet está lleno de sitios donde se compra el equipo necesario y las codiciadas semillas.Actualmente la skunk se encuentra en el ojo del debate sobre la despenalización en varios países europeos debido a los supuestos efectos a mediano y largo plazos de su consumo crónico. La discusión dio un giro a favor de los prohibicionistas al publicarse las recientes investigaciones del Dr. John McGrath, del Instituto Cerebral de Queensland, quien siguió a un grupo de control de 3, 800 personas durante 21 años. McGrath estudió el uso que hacían de la yerba. Los resultados mostraron que un 14% fumó cannabis durante seis años o más, particularmente skunk, y presentaron el doble de propensión a sufrir episodios sicóticos. ¿Será?
Fumar o no fumar, una decisión personal. Dicen que la peor yerba es la que no hay.

* Publicado en Replicante, en el reciente número sobre Las Drogas y la Cultura.