Wednesday, January 10, 2007

Los Killers y Luis Miguel vs los Greenhornes y Jim Jarmusch


Los Greenhornes y Cleta.
Siempre lo he dicho, la música y las bicicletas van juntas.

La música de los Strokes en el Palacio de los Deportes sonaba lineal, plana, desafinada, hueca e inaudible. Eso anoté en la reseña de los Dandy Warhols y desde que apareció no han dejado de llover correos de fans fundamentalistas quienes viven creyendo que el rock empezó con su grupo de cabecera.
Con paciencia de santo he constestado cada uno de esos mensajes que coinciden en negarme la posibilidad de diferir del resto y expresar una opinión distinta con su “argumento” autoritario de moda: Si no te gusta, cállate. Quieren que todos escuchemos, pensemos y opinemos igual, algo indeseable para cualquier tipo de sociedad. Sin embargo, así piensa este sector del público acrítico y manipulado hasta el fanatismo desde la infancia. Esto es elemental, de Kínder A: si un grupo viene y cobra por tocar lo que siente y lo que piensa, ¿uno como espectador no puede opinar lo que piensa y siente al respecto si pagó por ir a su concierto? Cada persona experimenta la música y la hace suya de manera diferente. Allá ellos si quieren aplaudir en bola y defender en montón cualquier embuste disfrazado de rock sin ejercer su criterio ni emitir una opinión propia.
¿Por qué los Strokes y RBD comparten las mismas páginas en las publicaciones, los mismos canales de videos y estaciones de radio si se supone que son diametralmente opuestos? Se me ocurre que el público de los Strokes creció escuchando cosas como RBD y está perfectamente aclimatado a esa música. Es el mismo público unos años después, más macizón, con ese eclecticismo alivianado y falso ánimo de vamos todos juntos como hermanos, tomados de las manos, a ponernos marihuanos (diría el maestro Armando Palomas). Entre unos y otros yo prefiero a las de RBD, los Strokes no tienen esas cosas que decoran este mundo. Pero dejemos en paz a los grupos que nada malo han hecho sino venir a dar momentos de felicidad genuina. Pasemos a otro ejemplo del desfile de egos y trivialidades del rock actual, los Killers.
De pronto se ponen de moda, como tantos grupos que suenan en MTV o que salen de MySpace. Todo el mundo habla de ellos, son el clásico indie del mes, la neta del rock actual. O sea, güey, para que me entiendas, si no los has escuchado, si no has visto sus videos, estás completamente out… Siempre que hay un grupo en boca de todos desconfío de él, es un reflejo.
Entonces sucede: vienen los Killers a México y el alboroto es mayúsculo. Debo reconocer que el nombre del grupo me atrajo desde el principio (como el disco de Iron Maiden), no los había escuchado y confieso que sentí curiosidad. Estuve a punto de pedir su disco Sam’s Town en el intercambio navideño. Sin embargo, el día de su concierto apareció publicada una entrevista en el periódico Reforma en la que el vocalista declaraba lleno de orgullo ser fan de Luis Miguel. Sí, yo pensé lo mismo: ¡¿?!
No tengo nada contra Luis Miguel, pero creí que era una broma. A pesar de esto seguí leyendo y supe que lo decía en serio. Según Brandon Flowers, oriundo de Las Vegas, le encanta ir a los conciertos de “El Sol” cada vez que se presenta en los hoteles de aquella ciudad y suele poner sus discos en casa para cantar en la hora bohemia. Y fue hasta el fondo al declarar muy quitado de la pena que se inspiró en una canción de Luismi para escribir “Bones”, su mayor éxito… Ya veo a Tool en los conciertos de Cristian Castro por ser su fan declarado. A The Cult diciendo que su disco Electric se les ocurrió después de escuchar Vive la vida loca de Ricky Martin. O a Henry Rollins declarando su total y absoluta admiración por Gloria Trevi y Ale Guzmán. A eso me refiero, el público de Luis Miguel se convierte con pasividad irreprochable en el público de los Killers tan sólo unos años después, ya están preparados para aplaudir la versión maciza de Luismi.
Al cerrar el periódico perdí el interés por los Kínders y mejor pedí de intercambio un disco de rock actual que me recomendó Franz de Paula y su comentario siempre certero en materia musical: la recopilación Sewed Soles de los Greenhornes, un trío definido como “White soulful rave upping rhythm fuelled scratchy fuzz jazzed mid western hard roll”. Lo estoy escuchando mientras redacto esta nota: garage a tope, blues profundo y sicodelia en espiral que te engancha a la primera. Ojalá pudieran escucharlos como yo en este momento. O que tocaran en México. Es un trío desgarrador que colabora con el gran Jim Jarmusch en Broken Flowers, pasaron una temporada abriendo para los White Stripes y los deben haber opacado.
Es un alivio que todavía broten bandas así, libres ponchadoras, como Nebula, los Headstones, BRMC, los Datsuns, los X-Impossibles, Wolfmother, los Warlocks, los Hellacopters, Aunt Bettys, los Turbo Acs, BJTM… estos no se preocupan por verse bien planchaditos ni cuidadosamente descuidados, sino de tocar rock sin adjetivos.

4 comments:

Ali Heredia said...

oye, no sabes lo que les cuesta a las peinadoras de los strokes lograr el look ese!?
mandar a arrugar tu ropa tambien debe ser estresante, no lo has pensado?
fui a ver a los strokes, y suenan verdaderamente feo.
y aparte julian casablancas canta horrible.

angeles said...

Rogelio: Yo tenìa que terminar un trabajo sobre el fascismo, y van a ser las 3 de la tarde y te estoy leyendo... leo hasta de los grupos como este que no conozco. Todo me parece interesante. Sera que uno de viejo ya se pone asi?

Juan Carlos Gutiérrez Mercado said...

Pues desde hace tiempo tenía ganas de hacerte este comentario y aquí va. Yo pude ver a los White stripes cuando tocaron en México en el 2005 y la banda abridora fue: Los Greenhornes. Como siempre, el irrespetable (e irrespetuoso) público mexicano abucheó al abridor, pero éste no tardo en rendir a la audeiencia a sus pies. Yo, por mi parte, no tarde en conseguir algo de estos susodichos greenhornes. Puro rockanroll!!!

sunombreraro said...

sunombre5